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viernes, 9 de mayo de 2014

Relato contado por un Gran Amigo 9 de Mayo del 2014

Todavía conservo un documento entregado por un amigo, él se llama Pablo Marquez, el cual me lo obsequió gentilmente después de haberlo escuchado en una Conferencia, que luego de esta, me acerqué y le dije que por favor me regalara su relato para conservarlo en mis registros personales, como un regalo de alto valor.

Inmediatamente después de unos días, el, me envió una copia de su relato, escrito con sus manos, ¡qué privilegiado me sentí ¡, y cuando lo leí detenidamente, cambió la manera de vivir y sentir la vida.

Este relato se llama : El Hombre que se privó estar con Dios.

Había una vez un hombre que tenía un lindo jardín, él todas las mañanas lo cuidaba, lo regaba y lo podaba.

Una mañana, este hombre, observó lo hermoso de su jardín, viendo que no podía hacer mas por su jardín, para ponerlo más hermoso, se arrodilló, y le preguntó al Señor, Señor que es lo que deseas que haga para estar contigo?. Pera esa mañana no recibió su contestación, así que al día siguiente, volvió a repetir su oración, así lo hizo por tres días.

Al tercer día, encontró una cruz de madera, de tamaño regular, en ella había un letrero que decía : Toma tu cruz, sube la cuesta, y estarás conmigo.

El hombre tanteó la cruz y dijo: No pesa mucho, lo haré.

Tomó la cruz y empezó a subir la cuesta, pero a medida que subía, se iba cansando y parecía que la cruz le empezaba a pesar, así que se sentó a descansar y se dijo para si, no creo que el señor se dé cuenta, si la corto un poquito. 

Siguió subiendo la cuesta por segunda vez, se volvió a cansar, e hizo lo mismo que la primera vez, volviendo a cortar  la cruz.

Al llegar a la cima, dio vuelta a una gran piedra, encontrando un abismo muy profundo y junto a él un letrero que decía : Pon la cruz como puente y estarás conmigo.

El estrecho que dejaba el abismo de un punto al otro, era del mismo porte de la cruz, pero como ese hombre la había cortado 2 veces, no la pudo utilizar como un puente, y por ende no pudo estar donde está el Señor.

Un tributo a ese amigo entrañable Pablo Marquez.







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